martes, 12 de julio de 2016

Recién nacidos, con riesgo de infecciones

Alberto López Morales

     JUCHITÁN, Oax.- En los gestos y en la voz de la enfermera Sayra López Santos resalta la desesperación. Teme que la salud de sus pacientes recién nacidos se complique con infecciones nosocomiales porque están internados en un área que no reúne las condiciones adecuadas.
     “Es desesperante trabajar así”, dijo tras señalar que los bebés con problemas de salud al nacer deberían estar en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN), del hospital “Macedonio Benítez Fuentes”, pero dicho espacio hospitalario fue desmantelado desde principios de marzo.
     Las autoridades de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), dijeron que la rehabilitación de la UCIN estaría lista para fines de mayo y el hospital volvería a recuperar la certificación que perdió en diciembre pasado, pero no hay avances, lamentó el líder sindical del nosocomio, Juan Orozco.
     Para atender a los recién nacidos con problemas de salud, las autoridades del hospital le “robaron” un espacio de 16 metros cuadrados al área de pediatría. “Antes, en la UCIN podíamos atender hasta 12 pacientitos, aquí apenas hay lugar para tres”, señaló la enfermera Sayra López.
     Al costado oriente del espacio habilitado para los recién nacidos, separado por un plástico negro y en medio del fino polvo que cae de las paredes golpeados a martillazos, albañiles, electricistas y fontaneros trabajan con el escaso material que les han surtido.
     “Es un riesgo atender a los pacientes recién nacidos”, dijo la pediatra Yolanda Sánchez Ulloa, responsable de la UCIN. “Los bebés pueden tener infecciones nosocomiales. Hasta estamos expuestos a demandas médicas o agresiones de los familiares de los bebés”, advirtió.
     Los trabajadores del hospital “Macedonio Benítez Fuentes”, están en paro desde el 13 de junio. Se cansaron de esperar el cumplimiento de diversos acuerdos suscritos por las autoridades de los SSO el 26 de febrero de este año. Solo hay atención en las áreas de urgencias y hospitalización.
     Antes del 26 de febrero, los trabajadores del hospital protagonizaron un largo paro y para regresar a sus labores las  autoridades de los SSO les prometieron rehabilitar los dos quirófanos que presentan fisuras y dotar al nosocomio de equipos médicos.
     Para rehabilitar la UCIN y los quirófanos, y la compra de equipos de ultrasonido, toco cardiógrafo, respiradores para adultos y recién nacidos, así como tres camas para terapia intensiva, se autorizó una inversión de seis millones de pesos.
     “Hasta el momento solo desmantelaron la UCIN, pero no han terminado su rehabilitación. Los quirófanos siguen con sus fisuras y no han surtido al hospital de ningún equipo que las autoridades de los SSO habían comprometido”, denunció molesto el líder sindical, el médico Juan Orozco.
     El hospital civil regional de 33 camas de esta ciudad, perdió en diciembre pasado la certificación que otorga la Secretaría de Salud y con ello perdió la entrega de estímulos como insumos médicos. “Ahora estamos peor. No tenemos medicamentos ni equipos médicos”, señaló Juan Orozco.
     “Aquí los problemas se agudizan más porque este hospital atiende a las poblaciones de la zona oriente y de la zona norte del Istmo. Son miles las personas inscritas en el régimen del Seguro Popular y todos los días los quirófanos están saturados”, destacó el médico Juan Orozco.
     “¿Cuándo terminará la rehabilitación de la UCIN? ¡No sabemos! Solo sabemos que la salud de los recién nacidos se puede complicar. Son altamente vulnerables a cualquier infección. Gracias a Dios nada se ha complicado”, dijo la enfermera Sayra López Santos.
     Y al lado, entre golpes de martillo sobre la pared y ruidos de cables y tubería, tres albañiles trabajan con lo que tienen. El espacio original de la UCIN es por el momento un enorme cascarón rectangular. Sin techo, sin electricidad, sin agua, sin respiraderos, oxígeno y menos incubadoras.


lunes, 11 de julio de 2016

Humildes comerciantes, las otras víctimas del conflicto

Alberto López Morales/Corresponsal
     JUCHITÁN, Oax.- Pequeños comerciantes que viven de la venta de totopos en las calles, dulces y frutas en las inmediaciones de las escuelas y empleados de tiendas que cerraron sus puertas tras ser saqueadas, son las otras víctimas del largo conflicto social que vive la entidad oaxaqueña.
     Doña Guadalupe Gómez Orozco, es una de las víctimas. Desde hace 32 años vende frutas y dulces frente a la escuela primaria “Daniel C. Pineda”, de esta ciudad. Con el inicio del paro magisterial, el lunes 16 de mayo, ella dejó de vender ahí.
     “Para sobrevivir pues ahora vendo donas azucaradas de harina y empanadas de leche”, dijo. Todos los días camina con una bandeja en la cabeza y otra en la cintura para ofrecer sus productos “a cuatro por 10 pesos”, pero el problema que enfrenta “es que no hay buena venta”.
     Durante la semana del 20 al 25 de junio, cuando arreciaron los bloqueos en las carreteras y provocaron el desabasto de harina para hacer las donas y empanadas, doña Guadalupe se las ingenió para elaborar y vender de casa en casa elotes y atole.
     Por ahora ya suspendió la venta de elotes porque “como no ha llovido suficiente, pues no hay maíz y cuando hay, el saco de 100 elote se vende en 350 pesos”. Antes el saco costaba 250 pesos. El precio se incrementó porque los campesinos pagan más por el traslado ante los bloqueos.
     Doña Flor Pin Santiago, originaria del poblado zapoteca de Santa María Xadani, la tierra del totopo, también ha sido víctima del conflicto social. Durante dos semanas quedó “atrapada” en la capital oaxaqueña después que la empresa camionera ADO suspendió sus corridas.
     Ella vive de la venta ambulante de unos 800 totopos por día. Las bolsas con 50 piezas las vende entre 65 y 70 pesos, dependiendo si gasta más para trasladarse a otra comunidad vecina como El Espinal. Del 13 al 24 de junio no vendió nada porque no podía viajar de Oaxaca a Xadani.
     “Fui a la ciudad de Oaxaca a visitar a mi hermana que dio a luz. Iba a regresar el lunes 13 de junio, pero por los bloqueos no pude salir y a la semana me dijeron que de plano ya no estaban saliendo los autobuses”, comentó.
     En Oaxaca, añadió ella tenía una doble preocupación: como jefa de su familia pensaba en sus dos hijos menores que aún cursan la primaria y que por ahora no tienen clases por el paro de los maestros y pensaba además en sus clientes que prefieren sus totopos.
     Hasta el momento, después de que se generalizaron los bloqueos de carreteras y jóvenes encapuchados quemaron el 19 de junio en esta ciudad dos autobuses de la línea SUR administrada por ADO, la empresa no ha reanudado sus corridas.
     Las terminales de primera y segunda clase de esta ciudad se observan vacías. De vez en cuando llegan algunas personas en busca de información. No hay filas de taxistas en espera de pasajeros como normalmente ocurría. Tampoco hay vendedoras que con sus gritos ofrecían panes y tacos.
     No hay corridas para la capital oaxaqueña, ni para las ciudades de Chiapas, Veracruz, Tabasco o Quintana Roo. Tampoco para Huatulco. Solo hay corridas de las líneas locales que comunican con las poblaciones del Istmo de Tehuantepec.
     Doña “María”, así prefirió que se le identificara por temor a represalias, lleva varios días que no trabaja normalmente. La tienda donde contrató como cajera es filial del corporativo Walmart y cerró sus puertas al público ante el temor del saqueo.
     “Por fortuna nos están pagando completo. Solo vamos a limpiar los productos caducados como verduras, frutas y lácteos y ahí estamos de siete de la mañana a siete de la noche”, dijo en medio de la incertidumbre porque no sabe cuándo abrirá la tienda.
     Cerca de esa zona ubicada en el sector poniente de la ciudad, por la carretera Transístmica, hay otras tiendas que fueron víctimas del saqueo también siguen cerradas. Una agencia de vehículos, de donde se robaron cuatro automóviles aún no abre sus puertas.

     Taxistas y mototaxistas que ofrecen sus servicios en las terminales camioneras y en las tiendas departamentales, y las mujeres que venden alimentos a las afueras de ambas empresas, son víctimas colaterales, como Flor, Guadalupe y “María”, del conflicto social que sacude a Oaxaca.

domingo, 10 de julio de 2016

La reforma educativa puede modificarse: Martínez Neri

Alberto López Morales/Corresponsal
JUCHITÁN, Oax.- En el ámbito legislativo hay condiciones para modificar la reforma educativa, sobre todo en aquellos aspectos que los maestros consideran lesivos para sus derechos laborales, dijo el coordinador de la bancada perredista en la Cámara de Diputados, Francisco Martínez Neri.
El diputado perredista, originario de la entidad oaxaqueña donde los maestros de la sección 22 del SNTE demandan con bloqueos carreteros la abrogación de la reforma educativa, consideró que entre los legisladores mexicanos priva un ambiente favorable para hacer los ajustes legislativos.
“Hay condiciones para modificar la reforma educativa”, añadió Martínez Neri, quien dijo que obviamente “tiene que haber la anuencia de la fracción parlamentaria del PRI”. Por nuestra parte, estamos con el ánimo de resolver el problema que surgió por la falta de sensibilidad, apuntó.
El coordinador de los perredistas en San Lázaro cuestionó a los diputados perredistas de la anterior legislatura federal que aprobaron la reforma educativa sin haber definido, primeramente, el modelo educativo que el país necesita en estos tiempos de innovación tecnológica.
Con su amplia experiencia como docente en la UABJO y en el Tecnológico de Oaxaca, la reforma educativa debió construirse primero a partir de un modelo educativo y después debieron incorporarse los temas de la evaluación. “Sin embargo la hicieron al revés”, lamentó.
PRD paga los costos
Entrevistado en esta ciudad en el marco de una gira que realizó por tres municipios del Istmo de Tehuantepec, el coordinador de los diputados perredistas reconoció que el PRD ha pagado un costo político alto tras haber aprobado la reforma educativa en el Pacto por México.
Los anteriores diputados perredistas no votaron razonadamente la reforma educativa y ahora hay costos políticos que pagar y eso nos está costando mucho. Esos costos se palparon en las dos últimas elecciones del 2015 y la de este año, admitió Martínez Neri.
Actualmente, señaló, esta nueva bancada perredista ve las cosas de manera diferente. Rompimos con el grupo hegemónico que impulsó el Pacto por México y si es necesario que el PRD pida disculpas a los afectados por la reforma educativa, lo hará como institución, indicó.
La nueva bancada del PRD, añadió, tiene una postura de izquierda y tiene claro que no lesionará a la sociedad con leyes de naturaleza punitiva, como la reforma educativa que con su carácter retroactivo vulnera los derechos laborales de los docentes del país.
Necesario, un nuevo modelo educativo
     Para Francisco Martínez Neri, con su experiencia como docente, rector de la UABJO y director de la Facultad de Contaduría, el país necesita un nuevo modelo educativo que ponga en el centro el desarrollo de los estudiantes,  mejore la infraestructura educativa y cuente con más recursos.
     Si México está situado en los últimos lugares en educación, imagínate si regionalizamos los diagnósticos. Oaxaca es una de las entidades que tienen mayores rezagos educativos. Escuelas sin salones, sin conexión a internet, sin agua y sin servicios sanitarios, apuntó.
     Por esa razón, dijo, es necesario que haya una reforma constitucional para que la educación en México sea la palanca del desarrollo de las comunidades que viven en una difícil geografía, en la marginación y en la pobreza.

     Creo que la reforma Educativa debió haber comenzado con la definición del modelo educativo y no al revés, como ocurrió y que ahora tiene a los maestros protestando en las calles. Creo que estamos a tiempo para modificar el sentido punitivo de la reforma, puntualizó Martínez Neri.

lunes, 4 de julio de 2016

Niños migrantes de CA recibirán ayuda humanitaria

Alberto López Morales
Corresponsal

     CIUDAD IXTEPEC, Oax.- Con más incertidumbre que esperanzas, el hondureño Jhony  Montero Ávila, de apenas 14 años de edad, recogió sus escasas pertenencias y se dijo listo para partir hacia la Ciudad de México, donde iniciará una nueva vida lejos de la violencia que lo expulsó de su país.
     Con Jhony, van en total 45 adolescentes centroamericanos “no acompañados” a un refugio con el apoyo del Centro de Protección Internacional para Migrantes de Centro América. En dicho espacio recibirán ayuda psicológica y los prepararán para el estudio y el trabajo.
     “Esta es una experiencia inédita. Es la primera vez que el albergue “Hermanos en el Camino” organiza a los adolescentes que son expulsados de sus países no solo por el hambre y la miseria, sino también por la incontenible violencia”, detalló el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra.
     Antes de la partida, los 45 adolescentes participaron en una misa en la capilla del albergue y después llegaron los abrazos en medio de rebeldes lágrimas que marcaron la despedida de los migrantes adultos y coordinadores del albergue con quienes convivieron más de cinco meses.
     “Espero que todo lo que sufrí quede en el olvido”, susurró el guatemalteco Edgar Hernández, de unos 15 años de edad, quien tras ingresar al país fue asaltado cerca de la población oaxaqueña de Chahuites. “Cinco vatos con pistolas y machetes nos desnudaron y nos quitaron el poco dinero”.
     Arropada por los adolescentes que más tarde abordaron las camionetas tipo suburban rentadas por el DIF municipal, la hondureña Nahomi no paraba de entrelazar las manos que llevaba a los labios para encomendarse a su Dios. “Es la única mujer del grupo de 45”, precisó Solalinde Guerra.
     Hondureños, salvadoreños y guatemaltecos, los adolescentes narraron que en sus respectivos países los grupos conocidos como “mareros” (pandilleros de la MS 13 y 18 que se disputan los territorios), “te secuestran, te violan, te obligan a matar”.
     “Es preocupante saber que del grupo de 45 adolescentes, ocho de cada 10 volvieron a ser víctimas de la violencia al ingresar a México. Fueron asaltados, golpeados, despojados de sus pertenencias, humillados”, relató el fundador del albergue “Hermanos en el Camino”.
     Alejandro Solalinde Guerra dijo que intentó que la atención humanitaria y la protección para los adolescentes centroamericanos se dieran en el albergue de esta ciudad o en la capital oaxaqueña, “pero no hubo condiciones”.
     En la Ciudad de México los adolescentes contarán con el apoyo de voluntarios de la UNAM y de los jesuitas de la Universidad Iberoamericana, quienes proporcionarán el apoyo psicológico para que “superen los traumas de la violencia” que han vivido en sus respectivos países.
     La renta del espacio físico donde los 45 adolescentes vivirán será pagada por el gobierno de la Ciudad de México y “ahí los muchachos recibirán orientaciones para que se preparen para el estudio o para que se desempeñen en algún empleo”, añadió el sacerdote Solalinde Guerra.
     El traslado del grupo de los 45 adolescentes a la ciudad de México comenzó a las 16:10 horas de este sábado a bordo de dos camionetas tipo suburban, mientras que en el albergue quedaron unos 200 centroamericanos, la mayoría, en espera de la visa humanitaria que debe darles el INM.
     “La mayoría de los migrantes que se quedan en el albergue son adultos, no adolescentes y esperan su visa humanitaria porque fueron testigos o víctimas de asaltos y violaciones a su ingreso a nuestro país”, explicó Alberto Donis, del equipo del albergue “Hermanos en el Camino”.
     En Centroamérica se vive una situación terrible que comenzó en el 2014 y nadie ha hecho nada para frenar la pobreza, la miseria y la violencia que han creado la crisis humanitaria. En México creen que con medidas policiacas se puede contener la migración, condenó Solalinde Guerra.
     Cada vez, añadió, son más los niños y los adolescentes que abandonan sus países y viajan expuestos a altos riesgos porque lo hacen sin la compañía de familiares adultos. Es necesario, adelantó, que México cambie su política migratoria porque la crisis humanitaria crecerá.
     Sentado en el piso de la capilla, arropando a Nahomi, la única mujer del grupo de 45 adolescentes, el hondureño Jhony Montero Ávila confió que no cree que su vida cambie. Su madre murió. Quedó huérfano desde pequeño y su padre lo abandonó y vive en Estados Unidos.
     “Hay esperanzas para todos”, les dijo Solalinde, antes de partir hacia la capital oaxaqueña, primera etapa del viaje rumbo a México con la compañía de la CNDH, mientras la misionera Fermina, quien colaboró un año en el albergue, se despedía llorosa. Va con los adolescentes