jueves, 2 de agosto de 2012

"¿Cómo hacerle para que nos respeten?" Ikoots


Alberto López Morales

     SAN MATEO DEL MAR, Oax.- La pregunta flota en el ambiente hostil, recorre las calles pavimentadas sin drenaje, penetra en los hogares con piso de tierra donde niños desnutridos juegan con perros y gallinas, rebota en las lanchas de los pescadores que regresan con las manos vacías del mar y acompaña a mujeres que cabizbajas caminan con sus palanganas de pan y camarones secos que ofrecen de pueblo en pueblo que forman esta nación de indígenas ikoots.

     “¿Cómo podemos hacerle para que el gobierno respete nuestro derecho a decidir?”, se preguntan los huaves o ikoots que desde el ocho de abril desconocieron a su presidente municipal Francisco Valle Piamonte y eligieron, mediante su sistema tradicional de Usos y Costumbres, a Nicolás Canalizo Quintero, quien despacha en el palacio municipal aún cuando no cuenta con el reconocimiento gubernamental.

     El pueblo ya recurrió a varias movilizaciones, pero los diputados, el gobierno y los funcionarios de la Dirección de Usos y Costumbres del Instituto Estatal Electoral no hacen caso, cuenta Samuel Guerrero, durante el trayecto de unos 35 minutos del puerto de Salina Cruz al centro de esta comunidad, donde se concentran hombres y mujeres ikoots frente al palacio municipal para discutir si aceptan la propuesta gubernamental de que desalojen el palacio que ocuparon desde el ocho de abril.

     Para exigir el reconocimiento de sus nuevas autoridades encabezadas por Nicolás Canalizo Quintero, la comunidad mareña bloqueó el paso e impidió la instalación de 17 casillas en la pasada elección presidencial del primero de julio, retuvo el 14 de julio a siete policías estatales que fueron liberados en medio de un clima de tensión y bloqueó la carretera Panamericana durante más de 30 horas a partir del lunes 23 del mismo mes. Sin embargo, lo único que lograron fue que les dijeran que devuelvan el palacio para volver a dialogar.

     “La cosmovisión de nuestro pueblo indígena es diferente a la de los políticos, los funcionarios y los líderes de los partidos. Acá en el pueblo nos regimos por costumbres y si un presidente discrimina o maltrata a su pueblo, pues el pueblo dice que ya no lo queremos y nombramos a otro, pero eso no lo entienden en Oaxaca”, explica la activista de derechos humanos y reproductivos, Roselia Gutiérrez.

     Desde diciembre del año pasado, cuando el edil Francisco Valle Piamonte presentó su primer informe de actividades, los integrantes del ayuntamiento le pidieron que explicara el destino de los recursos destinados a la obra pública. No informó, pero se le dio una segunda oportunidad que se agotó en abril de este año.

     “Desde entonces el presidente Francisco (Valle Piamonte), abandonó el pueblo, se fue. No  sabemos dónde está, pero el gobierno de Oaxaca le sigue mandando el dinero que no sabemos dónde lo malgasta, pero aquí ese dinero hace falta para poner más escuelas, arreglar el mercado y para apoyar a las poblaciones de las agencias de Juárez, Cuauhtémoc, Costa Rica y Huazantlán”, explica el indígena ikoot, Eleazar Infante Fiallo.

     En su defensa, el presidente municipal depuesto por la comunidad huave, Francisco Valle Piamonte dijo que “no puedo ir a San Mateo porque me han amenazado de colgarme o de encerrarme en la cárcel”, aunque aclaró que durante el mes de abril despachó desde la agencia municipal de Huazantlán, pero que por temor se trasladó primero a Tehuantepec y ahora se encuentra en la capital oaxaqueña.

     Tras el desconocimiento del alcalde, las nuevas autoridades encabezadas por Nicolás Canalizo Quintero abrieron el palacio municipal y comenzaron a reordenar los servicios básicos como la recolección de desechos, el traslado en ambulancias de los menores de edad con desnutrición, males diarreicos y vómitos y a mujeres con embarazos de alto riesgo al hospital de Salina Cruz y el servicio de vigilancia con policías comunitarios que prestan su tequio, trabajan sin cobrar.

     “En el gobierno de Oaxaca dicen y creen que es un grupo que quiere correr al presidente. No es cierto. Francisco (Valle Piamonte) se fue después que le dimos la confianza porque dijimos, él es profesor, nos va a ayudar, y ¿qué hizo? ¡Nos abandonó! Ahora el pueblo quiere que dé la cara o que renuncie”, dice indignada Virigilia Valle Maldonado, electa el ocho de abril como nueva regidora del Mercado.

     ¿Dónde está el presidente o el gobierno para que ayude a las mujeres que venden sus productos en el mercado?, pregunta Valle Maldonado, quien explica que en el mercado todas las mujeres se organizaron para pagar dos pesos diarios para ayudar a la nueva autoridad a sacar la basura, “aunque no hay dinero para arreglar la fosa séptica de los baños públicos y menos para arreglar la techumbre del mercado que cada que llueve parece coladera”.

     Por su parte la nueva regidora de Salud, la enfermera Flavia Maldonado Camacho no oculta su preocupación por la insensibilidad del gobierno y de los diputados que no quieren reconocer a las nuevas autoridades municipales porque, dice, “está generando problemas de salud porque tenemos la ambulancia para llevar a los enfermos a Salina Cruz, pero a veces no hay dinero ni para la gasolina y menos para el pago del chofer”.

     Mientras la población procedente de las tres secciones que conforman la cabecera y de las seis agencias municipales empieza a congregarse frente al palacio bajo un techo de láminas que parecen dispuestas a volar por los fuertes vientos, Flavia Maldonado Camacho endurece el rostro, levanta el índice y señala hacia el norte: “Si ese hospital ya estuviera terminado, ya no tendríamos que trasladar a los enfermos hasta Salina Cruz”. El hospital, cubierto de basura, con los cristales rotos, en medio de vacas y borregos que disputan las ramas de espinos, es una obra que dejó inconclusa la administración del ex gobernador Ulises Ruiz Ortiz y que el gobierno de Gabino Cué lo mantiene en el olvido, sin equipamiento y sin médicos ni enfermeras.

     Justo cuando desde el aparato de sonido se anuncia que la asamblea comunitaria está por comenzar, el presidente popular Nicolás Canalizo Quintero, un pescador joven electo el ocho de abril, explica que el pueblo ikoots solo pide que el gobierno reconozca y acredite a las nuevas autoridades que él encabeza. “Si quieren un plebiscito para que el pueblo decida, estoy dispuesto a someterme a la voluntad de los ciudadanos”, dice en forma retadora. “Ojalá que el anterior presidente Francisco Valle Piamonte acepte también y que venga al pueblo para que se acabe el problema”, sentencia.

     La asamblea está instalada. Los ikoots deliberan por más de tres horas. Hablan los hombres y las mujeres que hace tres años no tenían derecho ni siquiera a participar en las asambleas y ahora votan y tienen dos regidoras en el nuevo cabildo. La asamblea acuerda que el palacio municipal será devuelto al gobierno de Oaxaca con la condición de que Francisco Valle Piamonte presente su licencia al cargo de presidente y ofrece garantías a los funcionarios para que realicen en esta comunidad el plebiscito que ponga fin al conflicto municipal.

     No es el único problema que vive esta comunidad. Siguen pendientes otros litigios agrarios con sus vecinos de San Pedro Huilotepec, el Ejido Boca del Río, de Salina Cruz y sobre todo el añejo lío con sus hermanos ikoots de Santa María del Mar, cuyo paso terrestre sigue bloqueado desde octubre de 2009 y están obligados a cruzar la Laguna Superior en lancha para llegar a Juchitán.

     “La verdad nosotros le pedimos a Dios que se arreglen los problemas, pero también que mande un poco de lluvia para que haya más camarones y pescados en el mar, porque de eso vivimos”, comenta don Eleazar Infante Fiallo, mientras mira hacia el aborregado cielo de color gris que anuncia la presencia de fuertes vientos del norte que elevarán las olas del Pacífico mexicano y dificultarán la pesca. 

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