miércoles, 6 de abril de 2011

El campo, abatido por la corrupción y demagogia

JUCHITÁN INFORMA
Alberto López Morales
     El secretario de Desarrollo Agropecuario Forestal y Pesca del gobierno oaxaqueño, Salomón Jara Cruz reconoció ayer, durante su comparecencia ante los diputados locales integrantes de la Comisión Agropecuaria Forestal y Minera, que el campo de Oaxaca “está abandonado”.
     Tiene toda la razón. El campo de Oaxaca está en el abandono y literalmente envejecido. Los jóvenes hijos de campesinos han preferido emigrar a otras latitudes que rascarle a la tierra sin obtener absolutamente nada, ni para comer.
     El diagnóstico de Jara Cruz dice que el campo oaxaqueño presenta un bajo desarrollo tecnológico, bajos rendimientos, la producción carece de valor agregado, predomina la desorganización y está ausente la diversificación de los cultivos y de las especies (se siembra más el maíz y se captura más escamas en mares y lagunas), y que el contexto de los campesinos transcurre entre la pobreza y la marginación.
     Todo eso es cierto, pero si al señor secretario le sobró contundencia para diagnosticar el deplorable estado del agro oaxaqueño, también le faltó honestidad en un ejercicio autocrítico para dimensionar la responsabilidad política de los líderes de las organizaciones sociales que siempre han vivido del campo, depredado los recursos financieros y convertido a los campesinos  en codiciados objetos de la clientela partidista.
     En la última semana de marzo, Salomón Jara Cruz llegó al Istmo de Tehuantepec en su calidad de secretario de Desarrollo Agropecuario, pero se mostró faccioso porque lejos de atender reclamos o peticiones de la comunidad campesina del sur de Oaxaca, se vio complaciente al convocar en Tehuantepec únicamente a unos los representantes del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que es la plataforma política de Andrés Manuel López Obrador.
     Al enterarse de la visita y de los motivos políticos de Jara Cruz, el subsecretario de Desarrollo Agropecuario, Lenin López Nelio, también de visita por el Istmo, a fines de marzo, condenó  el uso faccioso del poder y pidió a su propio secretario, Jara Cruz, conducirse con responsabilidad y de manera institucional para no partidizar los recursos destinados al campo.
     En el campo, dijo Jara Cruz ante los diputados de la Comisión Agropecuaria, no han llegado los recursos suficientes para hacerlo productivo. Sin embargo, su subsecretario Lenin López Nelio, tiene otra visión: El problema del campo oaxaqueño, comentó recientemente, no es de recursos, porque a Oaxaca de manera particular se le han destinado miles de millones de pesos. El problema, acotó, es que ha faltado eficiencia, eficacia y honestidad en la aplicación de esos recursos destinados al campo.
     Corrupción y demagogia es lo que tiene al campo hundido en el abandono. Y los señores Jara Cruz y López Nelio lo saben, como lo sabe el también subsecretario Jorge Carrasco Altamirano (hermano del ex gobernador Diódoro Carrasco), y que durante años estuvo al  frente de la Fundación Produce en Oaxaca.
     Para este año el campo oaxaqueño contará con recursos del orden de mil 400 millones de pesos. Mil millones corresponderán al programa Alianza para el campo y 400 millones se aplicarán al Proyecto Estratégico de Seguridad Alimentaria (PESA), pero desde la SEDAFP se buscan más recursos, pero no proponen modelos alternativos al de la corrupción y al de la demagogia para revertir las condiciones de improductividad y de pobreza que priva en el agro.
     La mayoría de los líderes sociales quieren seguir medrando los recursos destinados al campo, pero ya no desde la oposición sino desde la comodidad institucional, como lo hicieron sus antecesores. ¿Para qué? Para que dentro de cinco años, han dicho, Oaxaca produzca un millón de toneladas de maíz, o sea, 300 mil más que los que se producen en la actualidad y para ello reclaman que cada año Oaxaca cuente con 580 millones de pesos más a lo que aporta el gobierno federal y que la entidad cuente con un programa llamado Fondo Oaxaca que operaría con características de la banca comercial para financiar el programa “Maíz para todos”.
     DE REFILÓN: Además de corruptos y demagogos, el campo oaxaqueño enfrentaría una plaga de cinismo.

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